Estoy harto de este falso lunes. Debería ser domingo, sí, otro más.
No puedo con los lunes pretenciosos ni con su abrumadora actividad, sobre todo cuando uno sólo quiere estar bajo el edredón pensando en nada.
Estoy harto de la idea que ronda mi mente de forma reiterativa "dile lo que fue, dile que fue un idiota". ¿Para qué?
Qué raro es el francés cuando ya no suena, en absoluto, a amor.