jueves, 17 de abril de 2014

Déjame que te cuente


Me dijiste que te fuera contando cómo me iban las cosas...

Podría decirte que al final las notas fueron buenas, que estoy contento con lo que hice y que finalmente sí que conseguí sobresaliente en la que tú me decías que lo haría.

Podría contarte que al final, tras seis años relativamente extraños, volverán a corregir el examen en el que me dejaron tocado para siempre y que será la semana que viene, con lo que el miércoles mi cabeza y estómago irán a su bola, pero con razón.

Podría susurrarte, porque me temo que decir las cosas en alto las acerca más a que ocurran, que estoy bastante asustado por la próxima tanda de exámenes, y hasta por el año que viene.

Podría invitarte para celebrar que, aunque no fuera en el primero, en el segundo trabajo de grado he conseguido un diez que busqué a toda costa porque me temía lo siguiente...

Que a ti ya no te interesaría lo que a mí me fuera sucediendo y (lo mejor) que yo ya no tendría ganas de contártelo.