Tras hacer la última lazada me encuentro, por enésima vez, en el punto de partida.
He sido siempre de aquellos que se toman un tiempo entre un intento fallido y el siguiente, pero por el momento he decidido que la cosa debe cambiar.
Si se piensa bien uno nunca sabe qué puede perder si permanece demasiado tiempo "alejado" de todo. Además, no debo olvidar que en enero me marqué EL PROPÓSITO y, aunque sea poco realista viendo las alturas de año a las que estamos, creo que he de seguir fiel para intentar cumplir, al menos, alguna pequeña variante también agradable (un novio sería maaaravilloso).
Lo malo de las historias sin fuste, esas que no llevan a cuajar ni tan siquiera en una primera cita por muy desastrosa que esta pudiera ser, es que nos dejan totalmente desprovistos de feedback. Y sí, uno puede intuir qué ha podido suceder, cuáles han podido ser los pequeños/grandes fallos cometidos, pero realmente no dejan de ser suposiciones.
De manera que, a falta de un CUESTIONARIO DE VALORACIÓN SENTIMENTAL que el otro u otra en cuestión debiera cumplimentar aportando valiosas sugerencias, nos encontramos de nuevo ante un comienzo un tanto incierto: el siguiente intento.
Quizá lo primero y principal sea no "echar de menos" al predecesor cuando te embarcas de lleno con el sucesor...
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