Me estoy dedicando a recomponerme. Bueno, más bien mi habitación. Creo firmemente que existe una conexión entre el lugar donde uno duerme y pasa la mayoría del tiempo y su estado emocional. Ya sé que hay por ahí una especie de "ciencia" que ya demostró esto, pero yo me he dado cuenta ahora.
Estoy recomponiendo mi habitación y cambiando ciertas cosas. Voy a hacer todo lo posible por dejarme llevar por la ley de la atracción y rodearme de cosas que me transmitan sensaciones positivas.
Y... así ha sido como lo he encontrado.
No creo que haya descubierto nada tan maravilloso en mucho tiempo. Sí, vale, la estantería ha sido un acierto genial más que nada porque me ha librado de ir saltando las pilas de libros que habían por todas partes, pero esto... esto es algo que va más allá.
Me recuerda que el tiempo se agota, que no soy eterno y que no voy a durar para siempre.
Y, pese a que pueda sonar a mensaje desesperanzador, no lo es. Y es que yo, dueño de un corazón alterado, tiendo a olvidar que tengo mis propios sueños y mis propias ilusiones y me dejo llevar por el de las demás personas, con el ansia de demostrar mi valía, cuando la única persona a la que he de demostrársela es a mí mismo.
Bienvenido, reloj de arena. Tengo puesta en ti la fe que me recordará a seguir mis verdaderos sueños.
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