domingo, 6 de enero de 2013

Mi propio misterio


No hay ya quien me aguante, lo sé. Ni siquiera yo mismo puedo ya conmigo.

Esto es lo que sucede en año de horroposiciones. Esto es lo que sucede cuando uno, sin saber muy bien el porqué, llega a un día en el que piensa "¿y ya está? ¿va a ser así todo? ¿qué ha sido del prometedor futuro que me auto-auguraba?".

A mitad entre el secreto y la extrañeza, acudí a una psicóloga a contarle que todo era raro. Y, vaya suerte la mía, la propia psicóloga terminó siendo aún más rara que yo. Así que abandoné...

Mi médico, que es un fan absoluto de los medicamentos, me dijo que pensara en la opción de tomar "happy pills". Al principio me sorprendió, porque para nada me lo había planteado pero vaya mierda... al final me he tirado la Navidad entera pensando en si he cruzado la línea y resulta que me he ido a vivir a la zona de los que dejan de ser "originales" para empezar a ser señalados como "uy este...".

Y, aunque no sé qué haré al final, me da que hasta septiembre todo va a ser muy extraño. Así que ya no sé si prefiero conocer a mi versión mejorada (léase Dorian 2.0) o si tal y conforme estoy ahora conseguiré llegar.

Así que sí... mi deseo a los Reyes Magos va a ser fuerza y más fuerza. No podría pedir cordura, porque a veces hasta los que se supone que son más cuerdos son los que más te sorprenden.

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