sábado, 28 de diciembre de 2013

Envidia de lo común


Tengo envidia. No es algo bueno, pero tampoco lo considero algo malo. Creo que ver en otros lo que me gustaría para mí me ayuda a conseguir y establecer mejores metas y objetivos. Lo que pasa es que lo de hoy ha desbordado el recipiente que normalmente mantiene mi envidia en unos niveles aceptables. Hoy se ha derramado, por completo.

Ha sucedido en una cafetería en la que dos hombres han entrado con un cochecito donde iba su hijo. Todo era tan sumamente bonito e idílico que sólo ha faltado que de mascota tuvieran un unicornio. Esa armonía y felicidad contrastaba de manera radical con mis quebraderos de cabeza por las historias-sin-sentido y me he venido abajo.

Yo quiero eso para mí... bueno, lo del hijo tal vez no, pero la historia bonita sí. Bueno, más que la historia bonita, la historia en sí. Me voy a pedir una historia común para 2014.


No hay comentarios:

Publicar un comentario