domingo, 29 de diciembre de 2013

Pepito Grillo Bipolar

Tras el palizón emocional que supuso el día de ayer, por la noche me puse a hacer una tarta de queso a modo de recompensa/consolación.


Normalmente suelen salirme muy bien, más que nada por que son extremadamente sencillas de hacer, pero claro, para ahondar en la miseria... anoche no había manera de que la tarta cuajara. De modo que la recompensa fue sólo al 50% (claro, uno no puede considerarse totalmente consolado cuando ha de comerse una tarta desde el molde).

Luego, a modo de gran broche final, tras un inocente mensaje al chico en cuestión me contestó que no le gustaba que fuera tan "agoniosete". Esto me dejó a cuadros, porque unos días antes, en los que había pasado de él se quejaba de mi ausencia. Peeero cuando me muestro con interés, se queja del agobio.

Una de dos. O es él, o soy yo. Pero uno de los dos cuenta con un Pepito Grillo Bipolar que le va aconsejando como si estuviera puesto hasta arriba de coca. Y yo ya empiezo a cansarme de este sinsentido...

Posdata: La tarta de anoche no quedó, evidentemente, como la de la foto. Fue más como si a ésa le hubieran pasado la batidora por encima. Guardaba cierto paralelismo con la manera en la que acabé yo tras el dichoso mensajito.

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