En esta entrada voy a quejarme. Mucho.

Voy a quejarme y encima de cosas tontas.

Lo advierto por si alguien quiere evitarla y cerrar corriendo la página (no pasa nada, lo entiendo perfectamente y prometo no guardarte rencor).

Empezaré por decir que todo es raro. Y esto no es algo a nivel personal, he contrastado con una amiga que la gente está como para entrar a trabajar en un circo. No pasa nada, se perdona porque son tiempos malos. Muy malos...

Seguiré por mi visita a la peluquería ayer. Es un AUTÉNTICO TRAUMA estar en manos de alguien que puede decidir tu estado emocional con sólo unas tijeras. Es de locos, ¿verdad?. Sin embargo es muy cierto. Siempre paso por varios estados que nunca llegan a culminar en "aceptación" porque, afortunadamente para entonces, el pelo me ha vuelto a crecer. Lo malo es que es justo cuando tengo que volver a cortarlo y la historia se repite.

Zara. Maldita y jodida Zara. Yo solía adorar esta tienda porque me gustaba mucho toda la ropa y los complementos. Pero eso fue hasta que Zara decidiera que su clientela debía limitarse a pequeños asiáticos, enfermos por disentería y/o personas en el umbral de la muerte. Todo me queda corto, pequeño, estrecho... Afortunadamente aún está Mango, lo malo es que sus precios son OMG!

Ahora viene lo más trivial... El mundo de las citas/relaciones-sociales-con-derecho-a-roce y/o la ausencia de éstas. Qué pereza, sé que el ánimo no debe decaer pero es que benditos tiempos aquellos en los que únicamente existía la carta o la visita tras miles de días de viaje. Ambas se hacían esperar, la gente realmente tenía ganas de verse. Ahora es todo un jodido sudoku. Encima estoy en esa etapa extraña en la que odias a todas y cada una de las parejas que parecen felices. No puedo evitarlo, espero que si me sigue alguien en una relación no me lo tenga en cuenta.

Ay...